Especiales
theMentes 1:
Un
directo demoledor.
(Por Manolo)
Todos repletos de virtuosismo y energía:
cada nuevo concierto de The Mentes no sólo revelaba la progresión
exponencial del combo más solvente del 28034, sino que además
contribuía a engrandecer una reputación construida a base
de canciones impecables y entrega incondicional.
Manolo, con la visión privilegiada
que le ofrecía la atalaya de su kit de batería, comparte
algunos de sus recuerdos con los navegantes ávidos de comulgar
emocionalmente con los dinosaurios del Rock.

1.
El primer dilema del grupo.
2.
El primer concierto.
3.
Una de las mayores decepciones que nos dio el business.
1.
El primer dilema del grupo.
El grupo llevaba ya rodando un par de meses
y las canciones empezaban a sonar (más o menos) compactas. El
siguiente paso a dar generó unas cuantas discrepancias.
Mientras David quería grabar una
maqueta, otros pensábamos que era mejor empezar a dar conciertos.
Inicialmente se impuso la tesis de la
maqueta, porque con ella se nos abrirían las puertas para tocar
en sitios.
Pero Poka, nuestro primer productor, nos
dejó claro que para grabar un poco en condiciones mejor era ensayar
mucho, arreglar los temas y mientras tanto, el nos hacía una
maquetilla en su casa con el 4 pistas, para ir tirando con las salas.
Salió bastante bien: Claro, lo programamos casi todo.
Creo que sólo grabó a pelo
Duque, que metió todas las guitarras a la primera sin un fallo.
Que tío.
2.
El primer concierto
Fue en el inefable UR. Sabíamos
que era sólo una piedra de toque; nuestro primer contacto
con más de 5 personas juntas. Compartimos cartel con Mago
de Oz.
Montamos todo con amplis, no había
equipo de sonido propiamente dicho, pero no hacía falta, porque
para lo pequeño que era el local sobraba. La batería,
la de ellos, claro, una Yamaha Power 5 con jaula que sonaba horrorosa.
Vinieron unas 50 personas. Básicamente amigos de Duque y míos.
Javi sólo se molestaba en llevar a su novia. Pepe se negó
a llevar amigos el primer día, por si acaso. David supongo que
llevaría gente, pero no recuerdo si mucha. Cuando el público
entró en la sala ya estábamos en el escenario listos para
empezar, es decir, al revés que en los conciertos.

Duque soltó la presentación
que nos temíamos: "hola, os queremos". Un, dos, tres
y ¡zas! ¡ya está! Hello I Love You de los Door´s. Lo habíamos
hecho: estábamos tocando en directo. Acabamos la canción
sin fallos y a continuación... sí, aplausos, la gente
nos estaba aplaudiendo.
Eso sí, aún había
un ambiente un poco frío. Además, el público se
pegaba al fondo y dejaba hueco en primera línea.Pero fue un éxito.
No hubo apenas fallos. Sólo yo terminé Spot un compás
antes, pero el grupo lo cazó al vuelo. A Duque se le atascó
el pedal en el inicio de AB Fox, pero aparte de dar unas cuantas vueltas
a la entrada hasta que solventó el problema, no pasó nada.
Cuando tocamos Assassing, (un tema de Marillion muy por encima
de nuestras posibilidades), Poka casi se desmaya del sobresalto.
En una canción, se me cayó
un plato al suelo, porque estaban muy flojos. Pero lo mejor vino después.
En la Jam Session con Mago de Oz, su batería cantaba y yo tocaba.
Pero me dio un calambre en la mano, se le quedó rígido
el brazo y se me cayó la baqueta, de tanto tocar. Según
me agachaba a cogerla, el batería de ellos pensó que me
había dado un baquetazo en los huevos, porque no me le veía.
Esa noche, Pepe, el más ‘temeroso’
por el concierto, estaba eufórico. Con alguna copa de más
le dio cariñosa con el grupo y no hacía más
que decir "como hemos tocado, como hemos tocado", incluso
en un arrebato le dijo a Manel "y tú te has salido, que
honor conocerte, haber ido al colegio contigo...".
3.
Una de las mayores decepciones que nos dio el business.
Eso fue en Limelight. Nos presentamos a
un concurso que patrocinaba J&B, creo. Lo que nos ofrecían,
si no recuerdo mal, era filmarnos en vídeo. Esa misma cinta servía
para que el jurado eligiera los finalistas entre los grupos que tocaron.
En fin, fuimos y tocamos.
Ese día había un Madrid-Atleti.
Claro, sólo vinieron 25 personas, de las que menos de 5 eran
tíos.
Sorprendentemente, pasamos a la final.
Eramos 5 grupos, de nuevo en el Limelight, una sala súper pija
al lado del Bernabéu.

Como no nos pusimos de acuerdo
para establecer el orden de actuación, se realizó un sorteo
y nos tocó en primera posición. Algo que no nos gustó
nada, pero bueno. Tocamos y no lo hicimos mal del todo.
Después lo hizo un
grupo en plan Héroes del Silencio, que por aquel entonces estaban
en la cresta de la ola, aunque menos a Duque, a los demás no
nos emocionaban. Después, un grupo rockeros más pasado
de moda que la Orquesta Topolino. Pero lo que vino después fue
aún peor. Salió una banda con tíos en vaqueros
y botas, gafas de sol y pintas de auténtico que eran más
patéticos que Torrebruno haciendo el guaperas. Eso sí,
un tío tocaba la armónica y el batería empezaba
cada canción dando palos con las baquetas y gritando en plan
malote "¡un, dos, tres..!".
Por fin acabaron y los comentarios
eran unánimes entre nosotros: "¿Cómo puede haber
peña que haga cosas tan desfasadas y coñazo?".

Fue entonces cuando ocurrió.
El último grupo subió y eran sólo dos tíos:
un teclista y un guitarrista. Eran asturianos y se llamaban La Hora
o algo así. El teclas iba a lo Nacho Cano, con un montón
de sintetizadores y un micro de oreja. El guitarra llevaba una Les Paul
súper chula y un rack de efectos que llegaba al techo casi. Lo
demás lo llevaban programado.
Empezaron y recuerdo perfectamente
la sensación de ir quedando a la altura del betún, mientras
disfrutaba a saco con esos tíos. Los temas se salían,
eran marchosos y originales; tocaban del carajo la vela y no paraban
de moverse y dar caña durante todo el rato. ¡Y sonaban del copón
bendito!
Cuando acabaron (ovación
por nuestra parte), el jurado pidió un tiempo para deliberar
y ellos se ofrecieron a tocar un par de versiones para hacer tiempo.
Tocaron Cream de Prince (magistral) y (¡ojo al dato!) Every Time you
go Away, del petardo de Paul Young, pero lo hicieron tan de coña
que les quedó de lujo.
Evidentemente, teníamos
delante a los ganadores; habían arrasado.

Entonces salió el jurado.
Eran una chica Hermida que ahora ha desaparecido del mapa, llamada Mariló,
la Belinda Washington cuando aún no era nadie, un chico
Hermida también con flequillito que todavía pulula hoy
en día por algún canal y quizá algún personaje
o personajillo más. Bueno, sale el del flequillo y dice que en
última posición habíamos quedado nosotros. En fin,
resignación, lo que va a salir a recoger el trofeo su padre.
Ni Pepe ni Manel ni Javi quisieron subir, así que lo hizo Duque,
que siempre ha sido un prodigio de diplomacia y educación. Sombrero
para él.
A continuación los
tíos en plan Héroes del silencio, que tuvieron cierta
gracia. Luego los primeros rockeros casposos (hay que joderse) y en
segunda posición ¡¡¡los asturianos!!! ¡¡¡No habían ganado,
pese a darnos un repaso a todos en toda línea!!!. ¡¡¡Ganaron
los pesaos de la armónica!!!
El abucheo que metimos fue
tal que el flequillitos nos dijo en voz alta que hiciéramos
el favor de acatar el resultado y respetar a los otros grupos. Les
dijimos que eran unos inútiles por no premiar al mejor con diferencia.
Manel se sintió en la necesidad de ir a ‘disculparse’ con los
asturianos, que estaban en el baño refrescándose un poco
con agua. El cantante, con un acento cerrado de narices, dijo que no
pasaba nada, aunque el primer premio era la grabación de un CD
que les habría venido de lujo, más de 100.000 pesetas
en instrumentos. El tío aún dijo que nos había
visto y que le gustamos mucho.
En fin, fue una decepción
que nos dio el negocio de la música. Seguramente el concurso
estaría amañado.
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