Especiales theMentes 8:

¡Volvimos a tocar,
diez años no son nada!

(Por Manolo - fotos Enzo "Machito" del Valle)

Duque se nos casa y tenemos el placer de "reformarnos" para celebrar el evento. Diez años después y sin él, pero ahí estaba "lo que queda de Tha Mentes". Manolo, que sigue asombrando a lso fieles tras un kit de batería aunque sea prestado, nos escribe una crónica que pondrá los pelos de punta a más de uno


 

Corría el mes de septiembre de 1994, sala Siroco. En el cartel de aquella noche, The Mentes, en compañía de otro grupo de cuyo nombre no es que no quiera acordarme, es que no me acuerdo. Esa fue la última vez que apareció nuestra amada banda en público.

Creo que como principal referencia de aquel evento queda el solo heavy que hizo Duque en la versión de You Really Got Me; él se acordará, sólo lo ejecutó una vez en su vida. En lo personal, Pepe y yo celebrábamos nuestros respectivos cumples.

Diez años después, en la despedida de solteros de Blanca y Duque, The Mentes ha vuelto a subirse a un escenario, el domingo 2 de mayo de 2004, en la prestigiosa sala barriopilariense Xala Mandra. Abrimos un cartel de lujo, que completaron Buzo, Maroon(ed), DJ Daigoro (es decir, ese pedazo de personaje que es nuestro bajista, Javier), Latrama: Tech y Chandra Sound System.

Duque, José Manuel, nuestro guitarrista de toda la vida y Blanca, su novia con la que comenzó su historia de amor en los tiempos de The Mentes, empiezan una nueva etapa. ¿Qué mejor que una mega fiesta para dejar atrás otros tiempos y desprenderse de la vieja piel para embutirse en otra, con las pilas y las ilusiones renovadas?

En fin, cursiladas aparte, el sarao empezó para nosotros el mismo fin de semana, con un plan de ensayos masivos. Personalmente, estuve a punto de quedarme sin manos con tanto tocar, pero uno es resistente. Después de ensayar el sábado y el domingo del fin de semana del día de autos, el 2 de mayo a las 17 horas estaba todo el colectivo de músicos (más o menos) en la puerta de Xala Mandra, para montar el espectáculo y dejar la fiesta preparada, a pesar del día lluvioso, que invitaba a quedarse en casa con un DVD del Blockbuster y un cafetito con galletas.

Las feas condiciones climatológicas ya dejaban ver que no todo iba a ser un camino de rosas. Para empezar, el dueño del local, un pintoresco personaje llamado Lupas, se olvidó las llaves del portal y tuvo que irse a por ellas a la otra punta de Madrid mientras nos dejaba en la entrada soportando la lluvia, con todos los instrumentos en la calle.

Pasando por alto el proceso de montaje, todo estuvo listo para empezar sobre el horario previsto. ¡¡Milagro!!. Pero cuando nos mandaron empezar el concierto, a las 21,00, me puse detrás de la batería y aquello estaba inundado. Una gotera no cesaba de introducir agua justo en el rincón donde estaban la batería, un par de amplis y un montón de cables. Es decir, riesgo de electrocución por un lado y de pulmonía por otro, porque el chorro de agua del tejado caía justo encima de donde se sentaba el batería: un servidor. Imposible tocar así.

Todo se arregló con una solución de alta ingeniería por parte de Lupas y el técnico de sonido del local, consistente en un pie de micro con un paraguas atado con cinta aislante (ver foto).

Eso, con un buen aplique de fregona, solucionó el problema. Antes, eso sí, tuve que echarle lo que hay que echar para desenchufar toda la cablería empapada de agua.

Y salimos al ataque. Los primeros acordes de Hello, I Love You de los Doors constataron que The Mentes se ponían a la faena con más fuerzas que nunca. El tema estaba perdido en el baúl de los recuerdos, que diría una famosa cantautora, pero lo recuperamos, ya que Duque siempre sintió debilidad por ese tema. Aunque, como Javier lo odiaba, lo redujimos hasta el primer corte, empalmándola ahí con Ruge el viento. Duque nos confesó más tarde que a partir de ese momento se “meó en los calzoncillos” mientras asistía en primera fila como espectador.

Así, fuimos desgranando los 9 temas (Hello, Ruge el viento, La máscara, Escapas, Las cosas en su lugar, Ordinary World, El resplandor, Solo, Personal Jesus), que sonaron “como una piña”, según Edu Duque.

Por cierto, Edu puso uno de los momentos subidón, al subirse al escenario a tocar con nosotros Ordinary World, de Duran Duran, versión propuesta a principio de año por el propio novio a Pepe (voz, guitarra) cuando volvimos a agarrar los trastos. Edu tocó la tabla hindú. Tal como dijo nuestro cantante “no podíamos tocar sin un Duque, aunque sea otro”.

Todo terminó con Personal Jesus, de Depeche Mode, un tema que satisfacía plenamente a nuestro teclista David, que hace ya mucho tiempo que dejó la senda del pop para dejarse arrastrar por el tecno. Su solo final nos dejó epatados: nunca le habíamos visto dejarse la vida de esa manera sobre las teclas, como si de un Jon Lord cualquiera se tratara.

En la presentación de la banda, nuestro cantante introdujo a David como “el seductor del tecno”, a Javi como “un ninja del bajo con un oscuro pasado de botas Reebook, pantalones ajustados y amor a Iron Maiden”, mientras que yo pude sacarme una espina, tocando con mi camiseta de Maradona comprada en pleno barrio de La Boca de Buenos Aires. “Diego, aquí estoy”, dije en 1998, cuando compré su número 10 de Boca Juniors y en esta ocasión pude darme el gustazo de que aplaudieran la memoria del 10 más universal del mundo.

En resumen, unos tres cuartos de hora sobre el escenario. Han pasado diez años desde Siroco hasta Xala Mandra, pero, a veces, parece que se ha tratado sólo de un brevísimo compás de espera.

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